10/5/11

Cerrar la historia


Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistís en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, perdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando círculos, puertas, o capítulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando. Podes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en tratar de entender por qué sucedió de esa manera. El desgaste va a ser infinito, porque en la vida todos estamos encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió y hay que soltarlo. Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú. ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?) ¿Necesidad de aclaraciones? ¿Palabras que no se dijeron? ¿Silencios que lo invadieron? Si podes enfrentarlos ya/ahora, hazlo, si no, déjalos ir. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia sino porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa situación.
La vida está para adelante, nunca para atrás. No sos el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cerrá la puerta, cerrá el círculo, pasá de capítulo, cambiá de historia. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresarás será igual, porque nada se queda quieto, nada es estático. Es costumbre aferrarse a las personas, a los lugares, a las vivencias, es difícil aprender a vivir sin ellas y hoy te duele dejarlo ir. Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar. Nada es vital para vivir.

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